Esta amplia y variada cantidad de manantiales con diferentes composiciones en sus aguas ha hecho que el Balneario de Caldes de Boí forme parte del Libro Guinness de los Récords por ser “el mayor balneario de España” tanto por su número de fuentes como por su capacidad.
La Estación Termal de Caldes de Boí se sitúa a 1.500 metros de altitud, en pleno corazón del Pirineo leridano, en la Vall de Boí (la Alta Ribagorça - los Pirineos).Este valle configura un entorno único e incomparable, ya que además del balneario cuenta con un conjunto de iglesias románicas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, además del Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici, que aparte de su belleza tiene el valor añadido de ser el único parque nacional en toda Cataluña, y se encuentra solamente a 10 km del balneario.
Esta ubicación geográfica implica que Caldes de Boí esté rodeado de parajes espectaculares, lagos, ríos y saltos de agua, y con varios picos superiores a 3.000 metros.Todo esto lo convierte en un lugar ideal para los amantes de la naturaleza, tanto para los que buscan una manera tranquila de disfrutarla como para aquéllos que quieren justo lo contrario y desean practicar actividades y deportes de aventura, de los que hay un amplio abanico de posibilidades. El balneario abarca 24 hectáreas de superficie, con una vasta extensión de jardines donde encontramos los 37 manantiales de aguas mineromedicinales de diferentes composiciones y temperaturas, yendo de los 4 ºC hasta los 56 ºC. Está compuesto por el Hotel Manantial (de 4 estrellas); el Hotel Caldes (pensión de 2 estrellas totalmente reformada y pendiente de reclasificación en hotel de 3 estrellas), y el Centro Termal de Estética y Belleza, que ofrece una amplia y diversificada gama de servicios y tratamientos.Los 37 manantiales de aguas mineromedicinales permiten un variado elenco de tratamientos y servicios muy específicos y personalizados, siempre realizados por personal cualificado y bajo supervisión médica.
Dichas aguas tienen las siguientes características: mineralización débil, alcalinas, cloruradas, sulfatadas, fluoradas, sódicas, blandas, frías e hipertermales, con temperaturas que oscilan entre los 4 ºC y los 56 ºC.Indicaciones terapéuticas
UN RECORRIDO POR LAS FUENTES
UN POCO DE HISTORIA
Según la leyenda, Julio César conoció Caldes de Boí durante la dominación de la antigua Tarraco. El Balneario de Caldes de Boí es fruto de una larga historia que se remonta a 1657, de cuando data la primera Casa de Baños conocida en la zona. Era propiedad de cuatro ermitaños que la gestionaban junto con sus cuatro sirvientas.
Ya entonces el agua se consideraba un bien divino e importantísimo para el bienestar de las personas. Así, la reputación de la Casa de Baños de Caldes de Boí se fue extendiendo y la llegada de bañistas y peregrinos fue gestionada durante siglos por autoridades eclesiásticas que introdujeron mejoras paulatinas.
En 1868 se instaló la primera estufa termal, tras la cual el 20 de diciembre de 1887 las aguas mineromedicinales fueron declaradas de utilidad pública. El balneario ha estado sometido a los vaivenes de la historia, a los que, por fortuna, siempre ha sobrevivido.
Como dijo Josep Pla en Cataluña (Ed. Destino, Barcelona, 1961), “el fenómeno hídrico de Caldes de Boí es uno de los grandes prodigios del Pirineo; tiene lugar la aparición del conjunto de aguas mineromedicinales más rico y variado de la Península. Treinta y siete fuentes aparecen en su entorno con termalidades que varían desde los 4 ºC a los 56 ºC; estas aguas de fama universal ofrecen un fenómeno singular”.
Las aguas de Caldes de Boí han estado siempre consideradas como especialmente útiles para tratamientos del reuma, artrosis, ciáticas, neuralgias diversas, traumatismos, afecciones respiratorias, dispepsias, insuficiencias hepáticas, enfermedades de la piel, trastornos vasculares, celulitis, obesidad, diabetes, trastornos del metabolismo, etc. Esta gran variedad de afecciones se pueden tratar gracias a la extraordinaria variedad de aguas. Aparte de las habituales instalaciones hidroterápicas, constituyen una particularidad y confieren prestigio internacional al balneario las famosas estufas naturales del Dr. Gimbernat, excavadas en la roca y que forman pequeñas grutas individuales a una temperatura ambiente de 45 ºC, muy apropiadas para tratamientos energéticos contra el asma y la bronquitis, entre otras afecciones. La idea de aplicar tratamientos mediante la estufa natural apareció por primera vez en una memoria del Dr. Carbonell i Bravo, presentada en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona en el año 1832. En 1868 entró en funcionamiento la primera estufa natural.
En el año 1885, Camilo Castells, en el Boletín de la Asociación Excursionista Ilerdense, decía: “tenemos el orgullo de creer que no se puede encontrar otro lugar en el mundo en el que en menos terreno acontezca tanta variedad y tanta abundancia de agua mineral, que tampoco se queda atrás respecto de sus virtudes medicinales”.
Referente al santuario y según la tradición, la primitiva imagen de Nuestra Señora de Caldes fue encontrada a finales del siglo XIV por un pastor, que la puso en una capilla que construyó dentro de una cabaña. El actual santuario fue construido a mediados del siglo XVIII. El acceso a la iglesia se hace a través del patio del Hotel Caldas, antigua hospedería-hospital, y la Casa de la Consorcia, reconstruida a mediados del siglo XIX.
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